La auriculoterapia tiene los mismos principios que la acupuntura pero se centra únicamente en la oreja y en la cartografía auricular. Mediante el uso de microesferas magnéticas pegadas con parches en la oreja se estimulan las zonas reflejas de la oreja para que repercuta en la parte del cuerpo que nos interesa normalizar. Gracias a los impulsos nerviosos se consigue que la señal llegue desde el pabellón auricular a otras zonas del organismo y de esta manera se mitiga el problema por el que se ha acudido al especialista.
Esta terapia ancestral tiene su origen en la prolífica medicina China, cuyos expertos descubrieron que mediante la estimulación de algunos puntos de la oreja se trataban diversos problemas de salud tanto física como mental. Pero después en la Grecia clásica se empezó a estudiar la relación en esta terapia y vieron que ayudaban problemas sexuales y de la menstruación. Hasta 20 siglos después no se empezó a reutilizar esta técnica en occidente para tratar ciática y dolores bucales.
Esta evolución fue muy lenta hasta la década de los 50 del siglo pasado cuando el médico francés Paul Nogier empezó a tratar a sus pacientes que padecían ciática según la forma efectiva que había visto a hacer a una curandera. A partir de ahí, este especialista se dedicó al estudio de la auriculoterapia actualizando y difundiendo este método entre muchos compañeros de la profesión.
Aunque los resultados de la técnica eran notables, existían muchas críticas por la falta de bases científicas del proceso, aunque esto terminó cuando el doctor creó una máquina que era capaz de encontrar los puntos de mayor energía en la oreja que estaban relacionados con la patología del paciente; así se empezó a considerar que se trataba de una patologia objetiva y fiable.
Desde entonces el trabajo estuvo encaminado a crear un mapa auricular donde se concretasen los puntos de la oreja y con que parte del cuerpo están relacionados además de mejorar y explorar diversas técnicas de estimulación como la magnética, los ultrasonidos, químicas o incluso lumínicas.
Una de las mayores demandas de las personas que acuden a la consulta es perder peso debido a que la ayuda que puede proporcionar esta terapia es adelgazar. Y esta es uno de los beneficios que se pueden lograr, ya que no solo contribuye a evitar la retención de líquidos y a eliminar toxinas sino que también combate la ansiedad que se sufre al estar a dieta. Además disminuye el apetito creando una sensación de saciedad gracias a la liberación de endorfinas que actúan sobre el sistema hormonal y digestivo y repercuten directamente en el metabolismo y la fuerza de voluntad.
Esta terapia ayuda en el proceso de adelgazamiento pero por si sola no hace perder peso y requiere de una alimentación sana y equilibrada con la práctica regular de ejercicio físico.
Funciona muy bien con problemas ginecológicos también, grandes resultados en tratamientos de diferente dolor como las ciáticas, cefaleas o las neuralgias así como trastornos funcionales y orgánicos como el estreñimiento, el asma, el vértigo y el insomnio, así como ansiedad, estrés o la depresión.
Contraindicaciones:
Si hay cortes, cicatrices o quemaduras solucionarlo antes de realizarla.
Desaconsejada en embarazadas pues se puede estimular la producción de ciertas hormonas que podrían perjudicar la gestación más en mujeres que han procurado abortos espontáneos o prematuros.
Tampoco en casos de anemia, hipertensión, esquizofrenia y enfermedades contagiosas.
Personas con altas dosis de psicofármacos.
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